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Relatos de Qíahn: Qíahn Tactics (VIII)

Relatos de Qíahn: Qíahn Tactics (VIII)

Capítulo II, entrega 8

Pero es en la taberna donde se tratan y abren acuerdos, y desacuerdos. Al abrigo de sus mesas circulares, de la música y de sus destilados, las relaciones conciudadanas nacen en un cruce de palabras y, como es normal, terminan por diluirse en las ramificaciones de la ciudad araña, en las venas de la Tierra. Todo pasa y permanece.

Nuestro divago aún rastrea. Sigue metiendo su nariz de sabueso entre cuartillas amarillentas y, de vez en cuando, sus pupilas persiguen el vaivén de Almah por La Caverna. A veces le viene a la mente el semblante rudo del minero; otras veces que tal vez cabría un tipo diferente de acercamiento a ella, a Almah, aparte del verbal. Levanta la vista y mira el ambiente.

A las tres y cuarto, un grupo de nanos se divierte en su reservado jugando al puño y vociferando la tonada de “La cucaracha, la cucaracha”, mientras otro de niñas y niños desliza en el suelo unas chapas aplastadas, fichas planas y redondas en cuyo anverso aparecen figuras antiguas del medioevo: infantes, arqueros y caballeros, magos. La pandilla juega lanzando unos dados que van del tetraedro, que cuenta cuatro, al icosaedro, que cuenta veinte; con el dado dodecaédrico regular juega un tal Xuan, quien hace de paladín. Se dice que Davinç caviló esos dados de cifras variopintas dándoles un número relacionado con la proporción a la que se agregan, estructuran y se dividen en túneles, los tentáculos en el modelo de la ciudad araña.

Una unidad de prospección consta de diez nanos, nueve y un deán; cuyos cuernos erosionados por los salientes de las rutas alternativas, evidencia que los tiene bien puestos: a más limados, mejor puestos sobre su casco. El deán nunca juega. Descansa, mezcla destilados y, a veces, se echa una cabezadita. Cuando quieren jugar a ahntics, como un equipo consta de seis miembros, uno por cada ficha que representa un personaje; de la unidad de nanos, sobran tres. Es por esto que los gallardos necesitan dos unidades para formar tres equipos y, aún así, siempre quedan seis nanos fuera porque en una partida solo se enfrentan dos escuadras, la defensiva y la ofensiva.

Hoy por hoy, la solución para jugar juntos es echar mano de los niños, con la disconformidad de ciertas unidades que prefieren el puño porque los chiquillos suelen ganarles. Davinç estudia retocar las reglas y las presentará a la comunidad cuando le parezca.

Continuará