Arquitectura y entorno
En Cara predomina la forma sobre la función. Los edificios son esbeltos, similares al gótico tardío o al estilo renacentista de nuestra Europa, incluso gaudiniano. Los edificios más importantes de uno y otro territorio (ayuntamientos, templos, estaciones de dragones, etc) son el referente de cada ciudad o pueblo en su rivalidad amistosa con el resto de poblaciones.
Las moradas de la gente común no superan habitualmente los tres pisos de altura más buhardilla y/o terraza. Todas tienen un sótano con los dormitorios, la solución más asequible para conciliar el sueño en un mundo donde nunca llega la noche.
Las ciudades se adornan con jardines repletos de plantas exuberantes, árboles sanos de copas frondosas y pajarillos de colores. Armonizan perfectamente con el mármol pálido de vetas grises o azuladas y los adornos de oro y plata de los edificios importantes. El resto de construcciones van del blanco níveo a los tonos azules, violáceos y verdes. Nunca son saturados, como si todo estuviera pintado con acuarela o pastel.
En Cruz prevalece la función sobre la forma, pero no se resignan a construcciones toscas o aburridas. Sus edificios son aún más altos que los de Cara, en una búsqueda perpetua de esa luz que se les niega. Sin embargo, son afilados, llenos de aristas y con acabados menos redondeados. Su aspecto es propio de un gótico flamígero, oscuro y tétrico, con las formas más retorcidas del estilo gaudiniano. Los arquitectos no pueden abstraerse a la dureza de su mundo, incluso cuando intentan crear belleza.
La vegetación es escasa. Los árboles son duros y de pocas hojas. Forman bosques donde da miedo entrar. Hay muchísimo arbusto seco, cortante y estéril, en todas las formas y tamaños. Pero por encima de todo reinan los mohos y levaduras. Es fácil deducir que los jardines no son lugares agradables para el paseo, incluso parte del sistema defensivo, laberintos a veces. No pocos infelices se pierden en ellos, convirtiéndose en el plato principal de los cuervos, los «pajarillos» característicos de Cruz.
El color predominante en las construcciones va del gris al negro, aunque también se utiliza el naranja y el rojo. Los adornos son en bronce y cobre, aunque también hay oro y plata. Los rigores del clima y las cenizas de los volcanes limitan su durabilidad.
Finalmente, las casas del pueblo llano alcanzan los tres o cuatro pisos de altura más la buhardilla. Todas tienen un sótano donde protegerse de los ataques tanto de otros humanos como de alimañas y monstruos, incluso comunicados entre sí mediante túneles de huida.
Bienvenido a Qíahn, viajero: escoge lado, elige vida